Estoy Muy Deprimida Que Hago – Este duelo es muy fuerte, han pasado muchos meses, no disfruto nada, no hay cura, no puedo trabajar, entristezco a mi familia, soy un inútil, merezco morir. No sé por qué me está pasando esto a menos que tenga problemas tan serios. Son imágenes típicas de una persona que sufre depresión, una enfermedad aún difícil de diagnosticar en pleno siglo XXI y que se confunde con la tristeza.
Todavía prefieres escuchar frases como debilidad personal, pereza, cara dura. Pero nada de eso: “Si fuera una cuestión de voluntad, seguro que estos sujetos no tenían depresión”, dice Francisco Javier de Diego, psiquiatra e investigador de la depresión en el Hospital San Po de Barcelona. Esta confusión, según De Diego, contribuyó a la generalización del término, enfermedad que no excluyó del todo el estigma que siguió durante muchos años.
Estoy Muy Deprimida Que Hago
Es cierto que la sociedad ha avanzado muchísimo en los últimos diez años. Eduardo Martínez, miembro del Departamento de Psicología y Salud del Colegio Oficial de Psicología de Galicia, cree que se trata de una enfermedad generalizada, “incluso los hombres de antes, que eran más reservados, lo aceptan todo mejor”. El 86% de los encuestados ya había diagnosticado la depresión como enfermedad y el mismo porcentaje la asociaba con el suicidio.
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Sin embargo, el 48% de los que nunca la han padecido piensa que puede ser falso, y que afecta a personas débiles o inestables, “cuando es algo que le puede pasar a cualquiera, incluso a los más optimistas”, dice Di Diego. Otro resultado aleccionador es que el 72% todavía cree que los antidepresivos son adictivos y no está de acuerdo en continuar con ellos durante un año.
Ambos expertos reconocen que las líneas de distinción no son claras, salvo entre tristeza y depresión, y entre trastornos adaptativos y depresión. Solo estas dos últimas condiciones requieren especial atención porque afectan el funcionamiento diario de quienes las padecen. También se recomienda que esta atención llegue lo antes posible: “Hay estudios que demuestran que el tratamiento tardío tiene una tasa de respuesta más baja y una tasa de recuperación más lenta”.
Pero, ¿cuáles son exactamente las condiciones que indican que estamos ante algo patológico y que debemos acudir al médico? Martínez explica que el duelo es una emoción normal cuando perdemos algo oa alguien. “Pero si aparece una tristeza profunda, prolongada e implacable, junto con otros síntomas, sobre todo, incapacidad para sentir placer o disfrute, falta de esperanza y motivación, autodesprecio, sobrevaloración de errores pasados o puntos de vista negativos. Sucesos, Pérdida de concentración y pensamientos de muerte o suicidio, hablemos de otra cosa”. Otros signos de alarma son la irritabilidad, la pérdida de interés por muchas actividades, la tendencia al aislamiento, el cansancio, los cambios en el ritmo del sueño, del apetito y en el ámbito sexual.
De Diego, que también es miembro del Comité Ejecutivo de la Asociación Española de Psiquiatría, vuelve a lo básico, las emociones, que son una cascada de cambios fisiológicos provocados por algún estímulo interno o externo. Es intenso, corto, automático e inconsciente. El sentimiento es el componente cognitivo de la emoción. Cuando empezamos a darle sentido a la emoción, empezamos a pensar en ella y a ver la situación que la provocó.
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Cuando la mezcla de emociones y sentimientos se prolonga en el tiempo, hablamos de un estado mental: “Podemos pasar por una situación difícil, por ejemplo cuando un familiar está hospitalizado, a veces charlamos unos minutos con un amigo. reír.. Pero hasta que la situación no se resuelva, nuestras emociones dominantes volverán a ser la ansiedad y la tristeza y nuestro mal humor.
Si ese estado de ánimo se vuelve tan intenso y persistente que afecta nuestra vida diaria, comenzamos a hablar de un problema que requiere un abordaje terapéutico, psicológico o psicoterapéutico. Puede que estemos lidiando con un trastorno de adaptación o depresión.
La imaginería adaptativa está claramente relacionada con el problema que la provoca, y el paciente mejora cuando se resuelve o cuando la terapia proporciona las herramientas para resolver el problema. “Es cierto que en ocasiones se acompaña de síntomas como ansiedad o irritabilidad, como en la depresión, y que ambos problemas interfieren en la vida diaria, pero es crucial que no se subestime personalmente la depresión, que existan diferencias de intensidad y reactividad. Estas personas en determinadas situaciones se distraen, por ejemplo jugando con sus hijos. “Las personas con depresión no disfrutan nada”, explica el investigador.
Así como las imágenes adaptativas se asocian con un problema traumático o una experiencia negativa, no ocurre lo mismo con la depresión. “Puede preceder a la depresión, pero no estoy seguro de si es una causa o un factor de riesgo”, dice De Diego, quien argumenta que a veces estas personas tienen problemas más graves en su historial que no derivaron en la enfermedad.
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La investigación y la experiencia clínica indican un riesgo biológico genético (familiar) y un riesgo biológico adquirido, resultado de otras enfermedades o fármacos que provocan una alteración inmunitaria o inflamatoria. Incluso puede haber factores inmunológicos generales: “El cáncer de páncreas es un ejemplo, algunas personas comienzan con depresión”. El estrés a largo plazo, el abuso infantil o la adicción a las drogas son otros factores a tener en cuenta: “El alcohol, la droga socialmente más aceptada, es un importante depresor”.
La psiquiatría es el tratamiento de una condición adaptativa, pero la farmacología, los ansiolíticos y los antidepresivos pueden usarse para mejorar algunos síntomas, ya que la depresión no es la única indicación, y también pueden usarse para trastornos de ansiedad pura como ataques de pánico. ataque
Para la depresión, sin embargo, las tornas han cambiado. Se inician los antidepresivos de primera línea y, si son ineficaces, pueden progresar en la escala terapéutica. Cuando el paciente mejora, se puede intervenir con psicoterapia. En tratamiento, la primera fase aguda y la segunda fase de consolidación pueden durar entre 9 y 12 meses, y en algunos casos más dependiendo de la intensidad o si el sujeto tiene varios episodios de este tipo.
Depresión y trastornos de adaptación Es demasiado pronto para tener datos fiables sobre el impacto de la pandemia de Covid-19 en cualquiera de estos trastornos. Martínez cree que no se trata de un aumento de la depresión, sino de ansiedad o episodios similares a la ansiedad. De Diego cree que el riesgo de desarrollar síntomas de adaptación está aumentando, ya sea relacionado con la infección por el virus o con las sombrías perspectivas económicas emergentes.
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De Diego cree que las personas que reciben tratamiento por depresión están relativamente seguras porque toman medicamentos y están bajo supervisión. El problema para este experto es que los pacientes acuden a urgencias “cuando ya no es posible”. Advierte: “No podemos olvidar que el coronavirus no acabó con otras enfermedades”.
Ambos expertos ofrecen consejos similares para hacer frente a la pandemia y proteger nuestra salud mental. La primera es la convicción de que tenemos derecho a sentirnos mal y que solo podemos arreglar las cosas que están bajo nuestro control; restaurar rutinas y mantener horarios regulares; Nutrimos nuestras relaciones afectivas con la familia en casa o con nuestros amigos con la ayuda de las nuevas tecnologías, y si no funcionan, mantenemos ejercicios mentales, aprovechando para ampliar nuestra práctica. La realización de ejercicios físicos es fundamental, marcando las diferencias entre tiempo y espacio de trabajo y ocio. La Organización Mundial de la Salud (OMS) confirma que será la segunda causa de discapacidad en el mundo para 2020, lo que sitúa a los trastornos del estado de ánimo en una posición bastante preocupante, ya que se estima que afectará a unos 350 millones de personas.
Aquí hay algunas recomendaciones que han demostrado ser efectivas cuando se trabaja con personas con depresión. El propósito de estas actividades es convertirse en una parte activa de su vida y obtener placer a corto plazo.
Haz actividades sencillas y divertidas: pasear por la playa o por el campo, pasear por la ciudad, ir al cine, escuchar música, leer un libro, hablar con un amigo. En cuanto a hacer las actividades que “quieres hacer” y las actividades que “tienes que hacer”, deben ser actividades sencillas que te aporten bienestar.
Me Siento Sola Y Triste, ¿qué Puedo Hacer?
Fíjate objetivos a corto plazo y realistas: Las personas deprimidas se centran más en las consecuencias inmediatas de su comportamiento, suelen exigirse demasiado y por tanto no consiguen objetivos muy elevados, y rara vez se refuerzan a sí mismos. Así que mantén metas a corto plazo
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